El 19 de diciembre de 2000 moría en Granada el cantautor Carlos Cano, un andaluz de los grandes...
"Una parte de la ultima historia de Andalucía. Un esfuerzo estético e intelectual por poner Andalucía sobre sus pies."
Carlos Cano, hasta siempre.
Carlos
Cano
ha muerto. Ha muerto un poeta, un compositor, un cantante. Una voz, un
sentimiento. Una parte de la ultima historia de Andalucía. Un esfuerzo estético
e intelectual por poner Andalucía sobre sus pies.
Carlos
Cano
puso letra y música a nuestros deseos y a nuestras decepciones y
frustraciones nacionales: ¿quien no recuerda la Murga de los
currelantes, o La estrella perdida?. Fue y se reivindicó pueblo
vivo en La morralla. Aun vemos aquellos frigoríficos
volando contra la reconversión naval o las pelotas de
Puerto Real o nos asombramos de cómo se puede resumir en sólo dos palabras un
tiempo, un engaño, una degeneración: ¡Felipe, colocano!...
Recuperó y
dignificó la copla andaluza y con ella nuestra memoria. Nos reunió de
nuevo con nuestro pasado andalusí en Crónicas granadinas ("nº 1 en
Irán en 1978", como decía, con presunta sorna, cierta prensa española de
la época), se creció en portavoz de Al-Mutamid diciendo adiós a Sevilla o
desvelando nuestras clandestinas persistencias moriscas en La
Contraviesa. Nos hizo mirar a Portugal con
Maria
la portuguesa; nos mostró nuestra unión con Cuba y el Caribe
en las Habaneras de Cádiz; nos hizo vibrar de solidaridad con la
Argentina doliente y rebelde con aquel inolvidable Tango de las
Madres Locas... Siempre andaluz y
por eso, siempre también, universal; solidario con los niños saharauis. Mestizo...
Su
arte construyo melodías llenas de ternura para nuestros amores y querencias
intimas. Sus canciones fueron fondo musical de nuestras vidas. Su música
llevaba consigo perfumes románticos de noches de primavera en el Albayzin
y recuerdos envueltos en brisa marina de La Caleta gaditana; desprendía
calores y sudores jornaleros de la Campiña; olores serranos de la Alpujarra y
nostalgias desde la emigración... Decenas de pequeñas obras maestras que
fueron concitando paso a paso una unanimidad de respeto, cariño e
identificación popular con este granadino serio, tímido; emigrante por Europa;
antifranquista; comprometido contra la celebración españolista y xenófoba
de la Toma... Un andaluz orgulloso que, a través de su obra, fue siempre
difundiendo por la vía de los hechos y las palabras otra imagen de
Andalucía, bien diferente al estereotipo y al tópico.
Todos sentimos
hoy su carencia; todos nos sentimos tristes y sabemos que según pase el tiempo
su falta se hará aún más dolorosa. Que echaremos de menos su
dignidad hecha arte.
Pero
siempre nos quedará su música y sus letras. Siempre le tendremos al lado. Y
siempre le recordaremos. Cada vez que le escuchemos; cada
vez que entonemos esa canción que su genio creador, su rabia y su
esperanza, convirtieron casi en nuestro segundo Himno
nacional.
Carlos
Cano, hasta siempre, compañero.
martes, 19 de diciembre de
2000 23:20 [Boletin Andalucia Libre] nº 65